Mimó era una pequeña osa que se había perdido en medio de las enormes montañas de hielo. Buscaba a su madre cuando se encontró con unos cazadores que también la buscaban. Mimó, al darse cuenta de la escopeta que llevaban, intentó despistarlos y conducirlos en dirección contraria a donde ella creía que estaba su madre. Pero... cuando Mimó la llamó, su madre apareció y... la bala de los cazadores la alcanzó. La pequeña osa se culpaba de la muerte de su madre, pero una gran osa blanca, la osa Golosa, le hizo ver que ella no tenía la culpa, y que a partir de ese momento ella la cuidaría.
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